Detroit es sin duda una de las ciudades más famosas de los Estados Unidos, aunque a día de hoy está en un grave declive.
En su día, gracias a su personaje más célebre Henry Ford, se convirtió en la capital americana (y mundial) del automovilismo, hecho que impulso esta ciudad a ser un ejemplo de crecimiento realmente abrumador.
Sobre los años 50 llegó a su punto más álgido, para empezar a decaer lentamente las décadas posteriores hasta llegar en 2008 a tener que ir abandonando distintos barrios a su suerte, cortando los servicios de electricidad, agua, emergencias, escuelas y policía debido a que el ayuntamiento no era capaz de cubrir esos costes con una población decreciente en número y en renta por cápita. En 50 años la población llegó a disminuir casi a una tercera parte.
Los motivos fueron diversos, pero destacó la industria automovilística: se automatizaron procesos, se disminuyó la cantidad de trabajadores y poco a poco fueron también deslocalizando las fábricas a nivel mundial, hundiendo Detroit en la pobreza.
Las imágenes hablan por si solas.